lunes, 5 de marzo de 2012

domingo vago

Domingo 7 de agosto, seis en punto de la mañana… Suena el despertador de mi celular, “La puta madre”, maldigo, me estiro para despertarme, primero las piernas, luego los brazos, me saco dos conejos del cuello y finalmente le aplico un pequeño estrangulamiento a mis brazos, cojo el celular, presiono el botón que dice “Detener”, la musiquita se calla, me siento en mi cama, aun está un poco oscuro, no termina de aclarar del todo, busco mis pantuflas, son unas de Homer Simpson qe a mi sobrina la asustan, lo sé porque siempre qe me las pongo  grita, “¡Se está comiendo tu pie!”. Camino hacia la computadora, la prendo, abro mi correo, reviso mi bandeja, allí están los correos qe yo mismo me envié desde el trabajo el viernes para hacerle seguimiento a este pase, agarro el celular, marco el teléfono. Todo ha salido bien, el proceso se ejecutó rápido, sin problemas, eso me llena de tranquilidad, me despido, agradezco, voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua, me lo tomo en seco, dejo el vaso en el lavadero, camino hacia mi habitacion, me meto de nuevo a la cama, pienso “Qe lechero que soy.. No tengo qe trabajar los sábados por la madrugada”, me tapo, me pongo boca abajo, me acurruco, pienso, me río solo. “No puedo dormir”, siempre me pasa lo mismo, una vez qe me despierto no puedo conciliar el sueño nuevamente, prendo el televisor, me engancho con una película, la veo por espacio de una hora, continuo con la qe sigue, es una historia de cadetes en una escuela militar, trata sobre el honor y la traición, dos temas ya bastantes manoseaditos, igual la veo hasta qe acaba, son las nueve y cuarto, tengo hambre, me pongo una capucha encima de la pijama, un par de zapatillas sin pasadores y camino hasta el mercado que queda a dos cuadras de mi casa, pido un jugo de papaya, un pan con pollo y por supuesto un keke (debido a mi afición por los kekes,  me han puesto un apodo humillante: “gordito come-keke”, en fin..), devoro mi desayuno con avidez, pensando en qe tengo qe recuperar rápidamente esos cuatro kilos qe perdí durante mis vacaciones, mientras me atraganto con un pedazo de keke observo a la gente que pasa por el mercado, algunos me pasan la voz, hombres, mujeres, yo saludo, con algunos jugué alguna vez pelota, algunas de ellas alguna vez me gustaron, rajo para mis adentros, “Todas lucen ahora bastante desmejoradas, fofas, usan buzos viejos… Los patas, la mayoría se están quedando pelados”, pago la cuenta, me retiro, camino con las manos en los bolsillos, la mirada en el suelo, no quiero encontrarme con nadie, mucho menos detenerme a conversar, quiero llegar de nuevo a mi casa a meterme en la cama. Así lo hago, ni siquiera me quito la capucha, ni las tabas, me meto con todo, prendo la tele, , una señora que tuvo trillizos quiere hacerse una liposucción para quedar regia para su marido (un gordo pelado y bigotón), una niña miope con brackets quiere ganar el concurso “Miss Teen” de su pueblo y un chibolo recontra gordo y recontra gay quiere ser elegido capitán del equipo de fútbol en su colegio para qe sus compañeros dejen de joderlo, “No se qe tienen esta clase de programas qe siempre me enganchan”, prendo un cigarro, abro un halls mora azul, me pongo a fumar y chupar, a reír y llorar, con el drama de esta gente qe no conozco, “Todos tenemos sueños en esta vida”, pienso. Paso una hora y media en este plan, me aburro, cambio de canal, encuentro a la brujita Josie Diez Canseco quien justo está leyendo mi signo, no creo en los horóscopos, pero respeto lo qe dice Josie, recuerdo un momento de mi vida en que ella prácticamente me habló a través de la pantalla, “Tiró unas cartas sobre la mesa y luego de verlas por un rato alzó su cabecita linda, y me cantó todos los problemas por los qe yo estaba pasando en ese momento, a continuación, tirando otras, dijo también como debía solucionarlos, era para no creerlo. Asumí qe esa era una de esas señales qe te da la vida, así qe hice caso de todos sus consejos, y debo decir qe todo finalmente ocurrió como ella lo predijo, desde aquella vez le tengo buen karma a esta brujita blanca”. Hice zapping por un rato pero no encontré nada interesante, así qe abandoné mi cama otra vez y fui a ver qe había de comida en casa. No estaba papá, había salido a visitar a una tía y había dejado de cocinera-suplente a mi hermana mayor, era como sacar a Cristiano Ronaldo del campo de juego y meter al “Checho” Ibarra, es re-sabido qe mi hermanita santa bella no ha sido bendecida por los Dioses en este sentido, así qe al menor descuido trato de zafar cuerpo, meto un floro monse, “No tengo mucha hambre” “Es qe exageré un poco con el desayuno”, para hacerla más real le muestro mi barriga, similar a la de un niño Somalí, aun hinchada por la mezcla brutal de mayonesa con keke qe me embutí hace rato, Ana se compadece de mi, me deja huir con mejor destino. Camino hacia la tienda más cercana, compro dos paquetes de “mankekes” (una variedad de keke rellena de manjarblanco), un botellón de cifrut “punch” y dos bolsas de chifles piuranos, con todo esto dentro de una bolsa negra, me vuelvo a meter a la cama, a seguir viendo televisión. Luego de media hora miro el reloj, como todos los domingos en la tarde, tengo una cita con linda una amiga, soy honesto conmigo mismo, “No me provoca para nada andar cuarenta y cinco minutos hasta su casa para verla”, me siento preso de una alucinante modorra qe me impide abandonar mi cama calientita para internarme en los horrorosos caminos de la av. circunvalacion, “No la hago, no lo voy a hacer”, no se cómo explicarle eso a Judith mi "amiga", últimamente la niña se ha vuelto hipersensible con este tipo de cosas “Ya no me llamas como antes” “Ya no me mandas mensajitos como antes” “Ya no me quieres como antes”, esa es la conclusión a la qe llega Judith luego de sus análisis exhaustivos, así qe opto por el cobarde silencio, no la llamo, “Dejaré qe solita se de cuenta qe no me verá hoy domingo”. Para mi sorpresa, una hora después, me llega un mensaje al celular qe dice: “Por lo visto no te voy a ver hoy, cualquiera me dice no?, No importa, ya nos veremos otro día… Yop Judith”, me siento feliz, mi corazón se hincha de  por Judith “Qe comprensiva es esta niña caracho”, y si minutos antes no quería saber nada de llamarla, ahora me muero por hablarle, por escuchar su voz… “Alo, Judith…” “Hola, como estas, qe haciendo?”, siento en su voz un ligero dejo de reproche, “Aquí viendo televisión amor”, “….Ahhhh… (silencio incomodo)…Y qe estás viendo?” “Un reality en E donde pasan la vida del dueño de Playboy qe vive con un harem de mujeres” “Ah mira tu, qe interesante..” (cachosa) “Si ps, ese viejito la hace linda..” “Ja-Ja… Cochino!…” “Y tu qe estas mirando?” “Jerry Maguire…” “Ah si?…En qé canal?” “51”, cambio de canal y me engancho con esa película qe he visto mil veces pero qe nunca me aburre, “Qe chévere!, te dejo ya? para poder verla bien..” “Ok..”… me da gusto qe a Judith le guste esta película, qe la emocione verla de nuevo, durante toda la película intercambiamos mensajitos, refiriéndonos a las escenas qe mas nos gustan, “Esa escena es paja” “Que lindo el niñito..” “Buuuu… qe penaaa…” “Esta es un cague de risa…. Muéstrame el dinerooo.. Ja!” y así durante toda la película, me parece chévere esto, es como tener a Judith a mi lado para comentarla, claro qe si en verdad la tuviera a mi lado, ni siquiera vería la película, apagaría la tele ipso facto y protagonizaría mi propia película tres X con ella, qe está buenota, pero no, ella está acostada en su cama, a  kilómetros de distancia de la mía, “Qe injusta qe es la vida carajo” digo para mi mismo. La película termina como a las siete de la noche, llamo a Judith de nuevo, estamos un buen rato riéndonos de cualquier cosa, quedamos en no hablar mas tarde, acostarnos temprano, nos despedimos. Tengo antojo de anticuchos, hace tiempo qe no como, ya que desde que Judith se metió al gimnasio y comenzó a hacer dieta, yo he tenido qe reprimir algunos de mis gustitos para no tentarla, así qe aprovechando qe es domingo y qe estoy solo, abandono la cama con destino a la anticuchería mas cercana. En el camino ubico por celular a mi mejor amigo y le propongo convidarle unos palitos, nos encontramos, nos sentamos en unas sillitas de madera y devoramos los nueve corazones qe una señora de pelo blanco y manos gordas cocinó para nosotros, mientras mastico mi anticucho un perro callejero se acerca a pedirme un pedacito, le gruño, lo asusto, “Tengo hambre tío” le digo a mi amigo qe se ríe, terminamos el plato, mi amigo me acompaña hasta mi casa mientras me cuenta su sábado tonero  “Así qe le saqué la mierda a los treinta y cinco soles qe pagué por chupar toda la noche..” “Tas loco waton, conmigo no les sale a cuenta el truco..”, llegamos a mi casa, me pide unos dVds prestados, se quita. Aun queda algo de comida chatarra, así qe decido meterme a la cama y cenar solo eso, me pongo a ver las noticias, llega las diez de la noche, cambio al programa de noticias , está entrevistando al tal Boris, el venezolano con el qe se metió un agarre el tio de la tv, de la nada“¿Qué?”, miro el reloj, son las doce de la noche, se acabó el domingo, apago el televisor, cierro las ventanas, apago la luz, me acurruco, apoyo mi cara sobre la almohada, siento algo extraño qe se mete en mi oreja, lo cojo, lo huelo, lo palpo en la oscuridad, es un chifle extraviado, lo meto en mi boca y me lo como, recuerdo que no me he lavado los dientes, “Bah… Al Pincho”… me quedo dormido.

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